El Papa llora por Ucrania… ¿y Cuba?… ¿y Nicaragua?
El Papa llora por Ucrania y yo creo que es sincero. No puede ser un mal tipo el Papa. Un padre no puede ser un mal tipo.
Imagínate un padre así, de esa envergadura. Los católicos creemos firmemente que el Espíritu Santo actúa siempre, incluso en lo que no podemos comprender. Pero hay cosas duras, muy duras, inefables.
El #Papa Francisco llora en #Roma mientras reza por la paz en #Ucrania. pic.twitter.com/DhBeGMb6Wr
— Adela Micha (@Adela_Micha) December 9, 2022
No puedo comprender que el Papa llore por Ucrania y haga oídos sordos de otros reclamos, de otras víctimas, de otros hijos suyos. No puedo entender que cuando habla de Nicaragua, parece que habla de dos grupos sociales en pugna y no de un régimen que está violando la libertad de todo un pueblo, particularmente de la Iglesia Católica que peregrina en ese país.
Es tristísima, incomprensible, la realidad en Ucrania, casi todo el mundo está de acuerdo en que es un crimen de lesa humanidad, excepto algunos gobiernos donde, por supuesto, figuran Cuba y Nicaragua en la lista.
Los obispos cubanos hace poco han estado con Francisco, le han agradecido, las palabras que ha tenido para acompañar al pueblo de Cuba en los últimos acontecimientos, ¿cuáles? ¿de qué tipo? Porque parece que hay dos modos de leer la realidad cubana, hay varios modos de referirse a ella.
Hay veces que hay hitos en la historia que cambian el orden de los acontecimientos, las formas de leer la historia e incluso de protagonizarla.
El pueblo cubano cambió ese modo luego del 11 de julio, no se puede hablar igual de la realidad cubana y de su pueblo luego de ese día. Los naipes cambiaron. No podemos hacer lo mismo de siempre y esperar cambios. La voz del pueblo es la voz de Dios nos recordaba hace un tiempo el pensador cubano Dagoberto Valdés. Hay que escuchar esa voz.
El Papa llora por Ucrania… ¿y sus hijos de Cuba y Nicaragua?
Hay al menos tres laicos católicos presos en Cuba por cuestiones políticas, otros muchos están amenazados, sacerdotes y religiosos incluso, solo por alzar la voz, por ser libres. Estoy casi absolutamente seguro que esa libertad la aprendieron en la Iglesia.
Yo aprendí esa libertad en la Iglesia. Lo agradezco infinitamente. Aprendí a ser libre, tanto como para ser libre también en cuanto a la Iglesia. He podido decir a algún obispo que quiero mucho, de frente: «No estoy de acuerdo con usted». La Iglesia es más grande que los desacuerdos. El amor vence siempre. Pero hay que ayudar al amor. La falsa unidad nos empobrece.
No puedo comprender que el Papa llore por Ucrania y haga oídos sordos de otros reclamos, de otras víctimas, de otros hijos suyos.
Espero que los obispos cubanos no hagan como el Papa. espero que el Papa sea un padre como yo. Sí, sé que ahora soy escandaloso: Tengo 4 hijos, bueno, imagino lo saben por las fotos que publico.
Alguno de soslayo me pregunta a veces cuál es mi favorito, y siempre digo lo mismo (y es cierto): no tengo un hijo favorito. A todos los amo exactamente igual, por cada uno de ellos daría la vida, y admiro a cada uno en su diferencia, y trato de responder a cada uno según su diferencia. Trato de castigarlos y regalarlos según son diferentes. Me equivoco en todo, menos en el amor. Pero siempre, absolutamente siempre, si los siento en peligro mi reacción es instintiva y casi de animal herido. Gracias a Dios, no he tenido que llegar al límite.
Por eso quiero creer que aún no hemos llegado al límite en Cuba y Nicaragua, quiero creerlo para tener esperanza.
Quiero creer que muy pronto el Papa clamará por Mons. Rolando, preso escandalosamente por Daniel Ortega, y que hará por él algo más contundente incluso, que cuando sacó a Mons. Báez, ese Moisés moderno, de Nicaragua para salvar su vida.
Quiero creer que los queridos obispos cubanos dirán muy pronto que es inadmisible que haya presos políticos en Cuba, así claramente; reclamarán que no vuelvan a sucederse hechos como los de Bahía Honda y darán públicamente todo su apoyo a los hijos de la Iglesia que viven el don de ser profetas, como el padre Alberto Reyes, por citar un solo caso.
Me dirán muchos de diplomacia Vaticana, de gestiones a puertas cerradas, de cosas que se hacen pero que no se dicen, de que los curas no se meten en política, o de que hago mal diciendo estas cosas. E incluso que me callé cuando estaba en Cuba, o que formé parte de esto o de lo otro. Asumo todo eso con libertad. Los tiempos cambiaron. La Doctrina Social de la Iglesia nos manda a denunciar a tiempo y a destiempo lo que aleja al hombre de Su Padre. Pocas cosas son más pecaminosas que la realidad de un régimen totalitario imponiendo el terror a un pueblo. Siempre tratan de alejar al pueblo de Su Padre.
«La Iglesia a veces llega tarde a la cita con la historia», dijo un día delante de mí un obispo cubano vivo. La tardanza nos está costando dolor, lágrimas, y sudor. Nos está costando el presente y nos va a costar el futuro. No hacer las cosas de hoy, nos van a hipotecar las de mañana.
El Papa llora por Ucrania… pero Dios que es Padre para todos, espera lo mismo de Su Santidad, de los obispos, de los curas, de las monjas, y de todos nosotros.
* Este texto, publicado originalmente en el perfil personal de Facebook, fue tomado por Cuba Trendings con el consentimiento de su autor