Stella en Cuba, un Cardenal bajo sospecha (+FOTOS)
La primera vez que oí la palabra Nuncio fue siendo muy joven (soy converso bautizado), con motivo de la visita de Beniamino Stella a la parroquia de mi pueblo.
Creo poder afirmar que la visitó al menos en dos ocasiones. Y así recorrió toda la Isla.
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Otro indicio de su presencia en ese tiempo, muy importante para mí, era el escaparate de libros, que yo administraba con orgullo y llamaba Biblioteca Parroquial, todos donados o gestionados por el nuncio Stella y entre los que resalta en mi memoria, el volumen Poesías, de Karol Wojtyla.
Sus excelentes textos poéticos resultaron un verdadero descubrimiento y puse todo mi esfuerzo entonces en promoverlos. Stella colaboró en llenar de libros católicos a Cuba, donde no se producían ni importaban, y menos se promovían, creo que tenemos claro la importancia de los libros.
La huella que dejó de Stella en todo el país fue la de pastor más que diplomático, muy cercana durante sus siete años de nuncio apostólico para Cuba, entre 1992 y 1997, no solo a la jerarquía eclesial, sino también a todo el pueblo de Dios.
Sus visitas abundantes, a las diócesis y parroquias de entonces, quisieron ser emuladas en una extensa gira de dos semanas, que quizás dejaron agotado al octogenario cardenal, para rememorar la histórica visita de Juan Pablo II a Cuba, en 1998. Visita que mucho debe su éxito y memoria al hoy retirado cardenal Stella, prefecto emérito para la Congregación del Clero.
Pero hay muchas más cosas que destacar de la labor de Stella en Cuba, es sabido y repetido el refrán: “De Roma viene lo que a Roma va”, y mucho fue y vino de Roma gracias a su gestión de aquella tremenda década de los 90, que comenzó con el mayor infortunio y pareció terminar con mucha esperanza para Cuba.
De su gestión “administrativa”: el fortalecimiento de las estructuras eclesiales con la creación de tres diócesis por bulas del Papa Juan Pablo II: Santa Clara (1995), Ciego de Ávila (1996) y Guantánamo-Baracoa (1998), y la elevación de la diócesis de Camagüey a la categoría de provincia eclesiástica, arquidiócesis (1998), aquel evidente gesto de halago a Mons. Adolfo Rodríguez, el obispo decano de los años duros.
El nuncio Stella colaboró en poner a la Isla en el mapa Vaticano, de esa época resaltan los nombramientos que hiciera Juan Pablo II, el primero de Jaime Ortega como Cardenal (1994), el segundo en nuestra historia; el de Sor Fara González, Visitadora de las Hijas de la Caridad de Cuba, como miembro del Pontificio Consejo COR UNUM (1995); y el del laico Dagoberto Valdés, miembro pleno del Pontifico Consejo Justicia y Paz (1999).
En esos años también era Consultor del Pontificio Consejo para la Cultura, el recordado Mons. Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal, aunque no he podido encontrar la fecha de su designación. La relevancia de cada uno de estos nombramientos merecería un artículo aparte.

(Foto: composición Cuba Trendings)
A la gran provisión de libros para Cuba se une su colaboración con un sistema de publicaciones diocesanas que floreció en esa década, entre los que destaca Vitral, la revista de Pinar del Río, estimada representante del Centro de Formación Cívica y Religiosa. Y junto a este apoyo, un sostenido trabajo de esa época en la promoción de la Doctrina Social de la Iglesia, en estrecha comunión con el Vaticano entonces, y la mencionada Comisión Pontificia de Justicia y Paz. Si no puede decirse que todo el mérito es de Stella, pues sería faltar a la verdad y a otros protagonistas, sin dudas su estilo de trabajo como nuncio favoreció mucho a esta realidad.
Fue un colaborador estrecho de los obispos cubanos, fue también amigo, y posiblemente el único interlocutor con el gobierno entonces. Es el testimonio de su acción más prominente, la concreción del viaje a Cuba de Juan Pablo II, toda la preparación previa y su enorme impacto nacional e internacional.
Dos sospechas tuve cuando recibí los primeros atisbos del apretado programa de recordación: la primera, que esta celebración podría quedarse solo en la evocación nostálgica de aquellos días que estremecieron a Cuba; y la segunda, que vendría muy bien al régimen para hacer campaña, como ya nos tiene acostumbrados, y lavarse la cara sucia y raída cada vez más, particularmente luego de haber sido incluido por el Departamento de Estado en la lista de países que atentan contra la libertad religiosa.
La segunda sospecha se hizo evidente: no podía faltar el encuentro con la represora de la libertad religiosa más vieja en Cuba, y posiblemente de toda la historia comunista, Caridad del Rosario Diego Bello, así con ese nombre tan católico, quien ha sobrevivido en su cargo a dos generaciones de obispos, ya casi a tres Papas, y sigue allí, como representante de la dictadura y motor fundamental de la maquinaria que mantiene a raya a todo cuanto implique práctica de la fe en Cuba y apunte a la dimensión social.
Una exposición sobre el viaje apostólico del papa San Juan Pablo II a Cuba fue inaugurada hoy en La Habana en presencia del cardenal Beniamino Stella, quien realiza una visita pastoral a esta capital. pic.twitter.com/nGeHdaOpet
— Embajada Cuba EEUU (@EmbaCubaEEUU) January 25, 2023
La única religiosidad tolerada por su Oficina es la que pueda estar cerca de ser “opio para el pueblo” y se concentre solo en el culto, como si la adoración genuina pudiera menoscabar a la búsqueda de la verdad y la justicia, inherente a cualquier hombre de fe en un Dios liberador.
Y de este modo, entre las primeras actividades en Cuba, las cámaras registraron al mastodóntico Ministro de Cultura recibiendo a Stella, en una exposición en la Biblioteca Nacional dedicada a recordar el aniversario de aquella inolvidable visita papal, mientras que una desaliñada Diego, con evidente alopecia (que no pudo ocultar el lente), aparece en una de las fotos dirigiendo la atención del cardenal Stella sobre una imagen del Santo anciano junto a Quien No Debe Ser Nombrado.
Ailex Marcano, madre de un preso del #11J, simplemente quería hablar con el cardenal Stella, el enviado del papa Francisco.
https://t.co/5B7sbFb0Ic por @cubatrendings #Cuba— Outreach Aid to the Americas (@OutreachAid) February 6, 2023
La mano sombría de la dictadura continuó añadiendo lobreguez, como es su especialidad, a la larga visita. Así destacan en Camagüey, la detención de la madre y activista Aile Marcano Fabelo, solo por la sospecha de que fuera a la misa de la Candelaria, que presidiría el cardenal Stella; mientras un reportaje de la Televisión Camagüey, de la decana periodista María del Carmen Fuentes, afirmaba en su titular que el enviado papal había destacado la buena salud de las relaciones Iglesia-Estado, durante una visita al Hogar de Ancianos “Monseñor Adolfo Rodríguez Herrera”; palabras o juicio que ni remotamente había expresado el aludido.
Pero engañar a la opinión pública es cada vez más difícil para el régimen, y así en el último intento de “arrimar la brasa a su sardina”, en una reunión fuera de programa, en el Aula Magna de la Universidad de la Habana, a la que asistió el dictadorzuelo designado, trascendió la negativa recibida por algunos sacerdotes y laicos para asistir al encuentro.
Sacerdotes como el diocesano Jorge Luis Pérez Soto y el religioso dominico Fr. Lester Zayas Díaz, junto al laico Adrián Martínez Cádiz, que han sido noticia en varias ocasiones por una posición frontal frente a las violaciones a la libertad religiosa que comete el régimen cubano, revelaron el asunto en sus perfiles de Facebook.
Sacerdotes cubanos excluidos del acto con cardenal Beniamino Stella en Aula Magna de la UH (+FOTOS)
Sobre mi primera sospecha, fue diluida gradualmente con estos argumentos:
La organización de la visita. Stella buscó como antaño al pueblo de Dios. Testimonios de participantes cuentan cómo pasó largos ratos al final de cada celebración conversando y saludando a los feligreses, tocando con la mano la realidad en Cuba, los dolores del pueblo de Dios, de los que hizo recuento efectivo en sus palabras en el Santuario del Rincón: “Queridos amigos: sé bien que ustedes tienen que enfrentar, además, sufrimientos cotidianos, ya demasiado prolongados. Conozco lo difícil que se ha vuelto conseguir el alimento y los bienes básicos y primarios para una vida digna. Sufren igualmente por los costos tan elevados de lo poco que se puede obtener (…) experimentan carencias de medicamentos y otros recursos para tratar enfermedades delicadas o que exigen un tratamiento prolongado. Se hace difícil trasladarse de un lugar a otro, reparar la vivienda, construir una casa, contar con un salario que permita llevar adelante la vida personal y familiar.
La emigración creciente, sobre todo de los jóvenes y de tantas personas capacitadas, es un desafío serio para esta amada nación, que se empobrece ante la separación de las familias y la soledad en la que quedan muchos de los ancianos y adultos mayores, en una etapa de la vida donde, después de haber entregado tanto, lo que más se anhela es la compañía y el amor de los íntimos.
Si a esto se suma el dolor de aquellos que están en la cárcel, nos da la impresión de que el mal prevalece.
Un gesto de significativa importancia fue cuando, prácticamente al inicio de su visita, en la diócesis más occidental de Cuba, se le vio honrar la memoria del amigo, el obispo José Siro, en su tumba, a pocos pasos de él, junto al obispo diocesano, un laico: Dagoberto Valdés. Este gesto de cercanía con un valioso laico que ha sufrido la Cruz por su servicio profético, no fue ni casual ni un sinsentido, pero esto también merecería otro artículo. Asimismo, recordó a Monseñor Meurice, en el encuentro sostenido en la Catedral de Santiago de Cuba con miembros del clero y laicos, y su memorable discurso de aquella misa por la patria, insistiendo en la vigencia del mensaje por estos días.
Los mensajes del cardenal Beniamino Stella en Cuba no fueron políticos, no es el modo de obrar de la Iglesia, y no podemos olvidar al hombre diplomático que pervive en él. Pero sus palabras sí constituyen un testimonio concreto de defensa de la libertad religiosa, en los que se pudieron leer en las redes sociales, argumentando la triple misión de la Iglesia como realidad profética, sacerdotal y servicial. Leer sus palabras íntegras en el futuro podrán crear una impresión total.
Si bien el acento de su presencia no ha sido político, no es la misión de la Iglesia, sí ha acentuado la naturaleza de esta misión como cercana a la verdad y en defensa del que sufre la injusticia.
En el encuentro sostenido con los representantes de la dictadura, insistió: La historia del pueblo cubano ha tenido la dicha de que la independencia y la libertad surgieran juntas en el pensamiento de los fundadores de esta amada nación. No se puede subordinar la libertad a ningún cálculo de intereses o coyunturas o esperar a mejores tiempos para propiciarla. Esta verdad está sustentada en la enseñanza del Padre Varela y de Martí. Justamente en estos tiempos de transformaciones económicas, el aprendizaje de la libertad favorecerá el crecimiento material, ético y espiritual del pueblo. “La libertad nada teme cuando la virtud está segura”, afirmó el venerable Padre Varela.
Ciertamente Cuba debe ser libre de toda injerencia y sujeción, así como debe ser también una Cuba donde sus hijos sean hombres y mujeres libres. No dejamos de hacer memoria de lo que nos dijera el Papa “…No olviden que la responsabilidad forma parte de la libertad. Más aún, la persona se define principalmente por su responsabilidad hacia los demás y ante la historia”.
Finalmente, y para que no quedaran dudas, en entrevista con AFP, declaró lo que se esperaba fuera uno de los ejes motivacionales de la visita, y recalcó la idea de que era voluntad papal y una petición directa a las autoridades: He insistido mucho en que el Papa desea mucho que haya una respuesta positiva, como se llame amnistía, clemencia, las palabras pueden ser secundarias (…) Es importante también que los jóvenes que han manifestado su pensamiento, y lo han hecho de la forma que sabemos, puedan regresar a sus casas.
La dictadura que se precia de sostener excelentes relaciones con el Papa Francisco y afirma que las relaciones Iglesia-Estado en Cuba gozan de buena salud ha sido interpelada. Imagino que los obispos cubanos han pedido antes privadamente la libertad de los presos políticos, que no todos son jóvenes, y lo hayan hecho más enfáticamente que los deseos que han expresado en mensajes públicos, pero el régimen cubano ahora tiene la oportunidad una vez más de ignorar los reclamos de casa y atender a una sugerencia del Vaticano que ha sido bien notoria esta vez.
Esperamos que esta liberación no sea destierro, presumiblemente soy ingenuo, hablo de mi deseo, no de la realidad probable. Espero también que los deseos de justicia, libertad y prosperidad expresados por el cardenal Beniamino Stella alcancen pronto a la providencia de Dios para Cuba, no sé si sigo siendo ingenuo o es cuestión de fe. Pero sí agradezco al Cardenal Beniamino Stella que el recuerdo que me ha dejado esta vez va más allá de aquellas coloridas visitas suyas a mi pueblo y las mejores lecturas de mi juventud.